30 de enero de 2017, Katmandú, Nepal
La gran aventura
Jakob & Ernest:
El camino más bonito no siempre es el más fácil. Si se quiere cruzar Nepal de oeste a este, hay dos opciones. Una de ellas es viajar por el sur, donde el paisaje se mantiene llano; y la otra opción, es adentrarse en las montañas por el centro del país, a través de puertos de montaña, donde es posible encontrar todo tipo de adversidades y sus carreteras están en un estado muy precario. Vosotros ya nos conocéis y seguramente os imagináis cuál de las dos opciones nos pareció más aventurera e interesante.
Una parte de la ruta os la explicamos en el anterior informe. Durante las últimas semanas los caminos se volvieron mucho más complicados y nos topamos en varios momentos con nuestros límites físicos y psicológicos. El 6 de enero celebramos el cumpleaños de Ernest, en el año natural. Os preguntaréis cuál es el motivo. En muchas ocasiones encontramos máquinas excavadoras trabajado en medio del camino, para ampliarlo, y/o hacerlo más seguro. Evidentemente, estos caminos eran de tierra, no de asfalto.
La tarde del 6 de enero nos detuvimos delante de una de las excavadoras y esperamos a que el conductor nos diera las indicaciones para poder cruzar. De un lado quedaba la pared de la montaña visiblemente destrozada por la excavadora, y al otro lado un precipicio de unos cien metros que bajaba hasta el valle. Era el momento de cruzar el tramo en obras y Jakob pasó primero, esquivando todas las rocas que había en el camino, hasta llegar al otro lado. Llegó el turno de Ernest, y en el mismo momento que se encontraba debajo de un sitio inseguro, se desprendieron una gran cantidad de rocas gigantes, que, al caer, quedaron hechas añicos y obstruyeron por completo el camino. Los gritos de “¡alerta!” de Jakob y los conductores, quedaron totalmente anulados por el ruido provocado por el alud de rocas. En ese momento, Ernest empezó a correr mientras las rocas y una gran nube de polvo, quedaban a un metro de su espalda. Con mucha suerte y conmoción, salimos sanos y salvos de este incidente. Ese día, fue como volver a nacer.
EL PUERTO DE 3.200MTS
En este momento ya hemos superado 300km a través de caminos sin asfalto, y el puerto de montaña más alto (3.200mts), se encuentra a la mitad de nuestro viaje.
Para el ascenso, necesitamos dos días. Durante el trayecto del primer día, el camino pasaba a través de un rio de unos 15mts de ancho y medio de profundidad. El puente, aún estaba en construcción. Subimos unos 800mts por caminos de mucho barro en algunos tramos, y mucho polvo en otros. Después de un duro día, llegamos a un pequeño pueblo y allí pasamos la noche en un “hotel”. Nos dieron una habitación muy oscura, donde las camas eran de madera y las sábanas no estaban limpias. Seguramente estas condiciones, explican el precio que pagamos al día siguiente: 1,5€. Dispusimos de electricidad sólo por la noche, aunque no de manera seguida.
Esperar que el baño fuera normal, era de ingenuos. La ducha estaba al lado de un rio, y el agua salía congelada por un tubo de plástico. La mirada curiosa de los pocos habitantes del pueblo, como también de las vacas, búfalos, cabras, gallos, gallinas, nos obligaron a dejarnos puesta la ropa interior, para que no salieran corriendo. La ducha tampoco contaba con champú, y nuestros neceseres, ya estaban equipados con los cepillos de dientes y el dentífrico. El lavabo lo podíamos encontrar detrás de cualquier arbusto.
Al día siguiente y aún en la oscuridad del alba, emprendimos nuestra ruta que nos llevaría hasta la cima. Delante nuestro quedaban 1.400mts de desnivel, y 22km para llegar hasta arriba. Mientras avanzábamos, el camino era cada vez más empinado, hasta el punto de vernos obligados a bajar de las bicis y empujarlas mientras subíamos con mucho esfuerzo, debido a la dificultad del ascenso. Al cabo de un rato llegamos a un tramo donde la nieve cubría el camino a lado y lado.
Después de 7 horas luchando contra el frío, la montaña y contra nosotros mismos, llegamos a la cima, completamente destrozados. Con lágrimas en los ojos y gritos de euforia, coronábamos la cima más alta del viaje. Os podemos asegurar que la llegada fue uno de los momentos más grandes y emocionantes de este viaje.
CAMINOS DE TIERRA Y CHOQUE CULTURAL
Después de unos cuantos días y una merecida pausa, continuaba nuestro trayecto por caminos de tierra en dirección a Pokhara, que era nuestro objetivo final de la etapa. El interminable camino lleno de barro y polvo, empezaba a afectarnos psicológicamente. Arriba y abajo todo el rato y avanzando como máximo 10km por hora. En algunos tramos, tuvimos que empujar las bicis y limpiar continuamente las cadenas. Al cabo de unos cuantos kilómetros, cuando empezaba el ascenso del que sería el último puerto de montaña por caminos de tierra, el cambio de marchas de la bicicleta de Ernest, decía “basta”. Y después de intentar arreglarlo sin éxito, nos vimos obligados a subir en uno de los terroríficos autobuses de Nepal. Las bicicletas iban en el techo del autobús, aseguradas con cuerdas. El trayecto de 40km, duró 5h. Ceder el control de nuestras vidas, fue difícil, pero el estado de estas carreteras tan peligrosas y la manera de conducir del conductor, nos hicieron pensar que no saldríamos con vida de aquel viaje. Pero bien. Por lo que parece y hasta el momento hemos podido comprobar, hay Alguien allá arriba que nos protege de situaciones como aquellas.
En Pokhara, en una tienda de Mountainbikes, arreglaron la bicicleta. A la ciudad llegaba también nuestro primer choque cultural. Después de un mes a través de caminos completamente remotos, vimos montones de turistas. Los japoneses, los chinos, los europeos y los americanos, eran los amos de las calles de la ciudad. En las tiendas encontramos Toblerone, Nutella, Snickers, Haribo, y todas esas cosas “saludables” que todo aventurero necesita para satisfacer sus necesidades físicas y espirituales. Los restaurantes ofrecían pizzas, hamburguesas, lasaña, y otras cosas deliciosas. Encontramos también una panadería alemana. Fue como entrar en el paraíso. Después de dos meses comiendo prácticamente lo mismo (arroz, verduras, curri y sopa de judías), nos encontramos finalmente con una dieta más variada. Mientras íbamos a comprar los panecillos para el desayuno, vimos cómo las montañas de 7.000 y 8.000mts, nos daban – desde la distancia - los buenos días.
Finalmente entrábamos en carreteras asfaltadas y el trayecto hacia Katmandú, se convertía en un paseo, comparado con lo vivido los últimos días. Los picos más altos del Himalaya, nos han acompañado en este tramo del camino. Picos majestuosos y cubiertos de nieve, resurgían al horizonte. En ocasiones así, podemos contemplar y gozar de la preciosidad de nuestro planeta.
Después de un mes en Nepal, 1.000km, 22.000mts de ascenso y 21.000mts de descenso, mañana llegamos a Katmandú, su capital.
{Traducción del catalán: Carolina}
^ Jajarkot al anochecer ^^ Jajarkot al amanecer ^^ Nuestros querios caminos ^^ Musikot ^^ Rukumkot ^^ Ultimo tramo del puerto de 3.200m ^^ Casi conseguido! ^^ Cima ^^ El Machapuchare (6.997 m), del 32 km, desde el sur (Pokhara) ^^ El Dhaulagiri (8.167 m), del 70 km, desde sureste (Pokhara) ^^ El Manaslu (8.163 m), del 67 km, desde sur-suroeste (Vyas) ^^ 11.000 km ^^ Katmandú! ^
Comentarios en este informe:
La función de comentario no está activada actualmente.