29 de septiembre de 2016, Teherán, Irán
Armenia
Jakob & Ernest:
Después de un tiempo extraordinario en Georgia, llegamos a Armenia, donde encontramos muchas similitudes con Georgia. Coches de la antigua Unión Soviética, continuaban circulando por las carreteras, por donde se podían contemplar fábricas en desuso, que con el tiempo han quedado abandonadas.
Armenia es más débil económicamente que Georgia. En los pueblos la gente puede vivir de la agricultura y los animales, mientras que en las ciudades hay poca oferta de trabajo y los salarios son muy bajos. Las carreteras están en muy mal estado. Una de las principales por donde pasamos, estaba llena de agujeros, que los tuvimos que ir esquivando para no volver a llevar nuestras bicicletas a reparar.
La llegada a la capital no nos costó muchos esfuerzos. Sólo tuvimos que superar un puerto de montaña, en el que se encontraban los lagos de Sevan, que regalan al visitante unas vistas espectaculares de agua y montañas.
Yerevan no nos sorprendió demasiado, a las afueras de la ciudad vimos cantidad de edificios abandonados, y una vez dentro, se ven muchos boulevards y avenidas que no dan ningún toque especial a la ciudad.
La anécdota la tuvimos con los taxistas. El primero nos llevó desde casa hasta el centro –un máximo de cinco o diez minutos- por 300 drams (0,60€). De regreso a casa el siguiente taxista nos quería cobrar más del doble. Mientras discutíamos con él, aparecieron dos mujeres preguntando si necesitábamos ayuda, y finalmente nos pagaron más de la mitad del importe que hizo nuestro trayecto más económico. Al día siguiente le indicamos con los dedos al tercer taxista el importe a pagar: 300 drams (siempre que se entra en un taxi es mejor preguntar el precio). Para nuestra sorpresa él nos contestó indicándonos el número 100; nosotros con sorpresa de que quisiera menos de lo que le habíamos ofrecido, evidentemente aceptamos. Al final del trayecto le dimos los 100 drams y nos miró con incredulidad, porque efectivamente no eran 100 si no 1000 drams los que quería. Nosotros nos negamos porque sabíamos que era tres veces más del precio real. Finalmente le dimos 300, pero muy enfadado los rechazó y los tiró por la ventana... esta vez nos salió aún más barato: 0 drams.
Dejamos atrás la capital y nos dirigimos al sur, sólo 400 km nos separaban de Iran y nos frotábamos las manos porque en pocos días llegaríamos a este país.
Llegada la noche empezaba nuestro ritual diario, comprábamos comida y llamábamos a la puerta de una casa pidiendo agua. Nuestra idea era acampar a la derecha de la carretera donde había un descampado con arbustos, pero al ver el jardín que tenían en la casa preguntamos si podíamos acampar allá mismo. La familia nos acogió enseguida y conversando con ellos nos dimos cuenta que estábamos a un kilómetro de la frontera con Azerbaiyán. En medio de Turquía y el sur de Armenia hay una pequeña región aislada que pertenece a Azerbaiyán. Esta información la desconocíamos porque hubiéramos acampado al lado de una frontera donde los dos países están en conflicto, el hombre de la casa, un soldado retirado, nos dijo que hubiera sido muy peligroso acampar allá: “os habrían localizado con los prismáticos y habrían ido silenciosamente hacia vosotros durante la noche”. Las consecuencias hubieran podido ser trágicas. La noche la pasamos dentro de la casa ya que el jardín “tampoco era seguro”.
Al día siguiente seguíamos tranquilamente pedaleando y asumiendo uno de los retos físicos y psíquicos más duros hasta el momento. Durante los últimos cinco días en Armenia tuvimos que superar cuatro puertos de montaña. El primero fue de entrenamiento llegamos a los 1800m; después bajamos hasta los 1200m. Al día siguiente afrontamos uno de los días más duros del viaje (comparando con el trayecto Tweng-Villach con el puerto de Katschberg en medio de los Alpes). Bien entrada la mañana empezamos a subir y esta vez alcanzamos los 2400m con frío y viento de cara que dificultaba mucho la subida. Una vez alcanzada la cima recorrimos 60k más porque en este trayecto fui imposible encontrar un supermercado donde comprar provisiones... Sí, volvimos a cometer el mismo error de no llevar comida de reserva. Completábamos así el día con 105km y con más de 1600m de desnivel en positivo. El viento y la lluvia fueron un factor clave para destrozarnos también psicológicamente. Los siguientes dos días antes de abandonar Armenia tampoco fueron fáciles; dos puertos de 1800 y de 2535m nos estaban esperando para completar así una de las semanas más exigentes en todos los aspectos desde abril de este año. Al llegar al punto más alto del último puerto lo celebramos con cerveza, habíamos conseguido con éxito el reto y también teníamos que aprovechar la ocasión porque en las próximas semanas sería imposible encontrar una cerveza fresca dentro de la nevera. En Irán el alcohol está prohibido, y en este caso eso nos ayudará a pedalear más fuerte y con resistencia.
Ya hemos pasado los primeros días en Irán y nos damos cuenta que hemos entrado a un mundo completamente diferente al que conocemos en Europa; estamos muy entusiasmados e ilusionados de conocer más cosas de este nuevo mundo para nosotros. En el próximo informe explicaremos más cosas de este país confiamos en que nos vais siguiendo.
{Traducción del catalán: Carolina}
^ Lada, tipico coche de la union sovietica ^^ Manera de trabajar en Armenia ^^ Tipico edificio de la union sovietica ^^ Invitados por primera vez en armenia ^^ Lago de Sevan ^^ Durmiendo a 500m de Azerbaijan ^^ Region de vino ^^ Puerto a 2.300mts ^^ Ultimo puerto en Armenia ^
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